Si para muchos habitantes de esta tierra el verano es la mejor época
del año, pues seguramente tienen mucha razón, razones que posiblemente casi
todos los mortales podemos exponer, defender y cuestionar según nuestros
intereses, costumbres, nacionalidades, labores o todas las razones que se nos
ocurran mencionar o aquellas que tú también estés imaginando y que se me
olvidaron escribirlas.
Pero esta vez, yo voy a exteriorizar mi ego en las preferencias por las
estaciones del año, seguramente no voy a coincidir con muchos de los que se
están tomando unos minutos para leerme y por lo cual espero me disculpen, pero
me siento en la obligación de justicia y casi de sobrevivencia de la autoestima
social de los que no se atreven a contradecir a los demás, porque estos últimos
días al ir a mi centro laborar (al que considero mi centro de diversión), en mi
querida ciudad ya iniciamos el invierno, una estación odiada por la mayoría al
parecer y amada solo por quien escribe estas líneas y no sé cuántos anormales más,
dado que todos los conductores del taxi de cada mañana invierten su tiempo
renegando por la incesante garua matutina y el frío que parece estar dirigido a
la estructura ósea de cada limeño, y como complemento después de una
gratificante ducha fría para que rechinen los dientes ya sin ningún tipo de
disimulo ni vergüenza.

No importa en realidad la estación en la que te encuentras, sino que eres capaz de tomar de cada una de ellas para disfrutar la vida, yo tomé este recuerdo de un
invierno de hace unos casi treinta años atrás, ahora tú dime, ¿Qué recuerdo de
la vida has tomado para ir disfrutando cada estación?, disfruta el invierno, disfruta de la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario